FENG SHUI EN EL ESPACIO DE TRABAJO

De sobra son conocidos los beneficios del Feng Shui para conseguir entornos agradables, positivos y que nos aporten bienestar para que todo fluya en nuestra vida. Además de aplicarlo en nuestro hogar es importante que intentemos aplicarlo a nuestro espacio de trabajo o estudio.

Estos espacios se ven expuestos a corrientes de energía que pueden ser positivas o no, y que tienen una manifestación real en nuestro rendimiento y, por tanto, en la consecución de nuestros logros a nivel profesional o académico. Según los preceptos del Feng Shui en la oficina, tan solo observando ciertos consejos en lo que se refiere a la disposición de los muebles u objetos de nuestro lugar de trabajo podemos mejorar, de forma considerable nuestro éxito laboral. ¿Por qué no intentarlo?

El primer paso para aplicar esta técnica milenaria es intentar colocar el escritorio de la mejor manera posible ya que, por norma general, es el punto focal de nuestro espacio de estudio o trabajo. Esta colocación variará si compartimos ese espacio con otras personas o no.

En el caso de que sea un espacio compartido hay que procurar que la mesa se sitúe delante de una pared (sin puertas ni ventanas), de forma que tu espalda quede protegida por esta. Se recomienda poner en ella un cuadro con paisajes naturales. En el caso de no poder utilizar este tipo de ubicación, quizás se pueda colocar a la espalda un mueble de grandes dimensiones, como una librería, o bien poner un espejo que refleje lo que está sucediendo a tu espalda. Si, por el contrario, trabajas de forma individual, o incluso en tu propio hogar, será mucho más sencillo disponer los muebles a tu gusto.

En la medida de lo posible debemos evitar que la mesa esté directamente de frente a la puerta, ya que quedaría demasiado expuestos a las energías que circulan. Por otro lado, tampoco se debería colocar de espaldas a la puerta, pues quedarías desprotegido. Ubicar el escritorio en diagonal a la puerta de ingreso a la oficina es lo ideal. Esta posición estimula el éxito, protege contra energías negativas y atrae la buena fortuna.

Es muy importante mantener el escritorio ordenado. Es fundamental evitar el desorden y la falta de utilidad, centrándonos en lo realmente práctico, sin descuidar el aspecto estético. La mezcla  de comodidad y seguridad dará lugar a resultados fáciles y a disfrutar mientras se trabaja. Para ello podemos optar por almacenar los documentos en armarios o cajones, para que  no estén a la vista. Si dejamos en la mesa tan solo las cosas que son realmente necesarias y útiles en el día a día estamos dejando espacio a nuevos clientes y nuevas oportunidades.

La iluminación es un elemento muy importante para estos espacios, donde debe predominar la luz natural, preferentemente de costado a la mesa de trabajo y, en el caso de iluminación artificial debe ser lo más cálida posible, para estimular tu sensación de bienestar.

La paleta cromática que utilicemos influirá también en el bienestar y la productividad en el trabajo. Según la labor que desarrolles puedes elegir los tonos para estimular tu creatividad, elevar tu conexión con los demás, mejorar las comunicaciones, o analizar estrategias y negocios entre otros.

El naranja y el rojo son colores de fuego. Se asocian a la vitalidad y la pasión. Son muy creativos pero resultan poco adecuados para un puesto de trabajo porque pueden ser demasiado agresivos y dificultan la concentración.

El blanco y el gris son colores de metal. El blanco es un color luminoso que simboliza la pureza, la confianza y la tranquilidad. Genera ambientes ordenados, limpios y visualmente atractivos. Ayuda a la objetividad, la concentración y el trabajo intelectual. Tiene muy buenas cualidades; tan solo le falla la falta de calidez. Si nos decidimos por este tono en la oficina es importante que lo combinemos con otros colores suaves. El gris es una muy buena opción para la oficina, especialmente cuando se combina con azules.

El amarillo evoca sentimientos de alegría y simpatía, pero ciertos tonos de amarillo pueden producir ansiedad.

El verde es un color de madera y habla de crecimiento. Resulta muy relajante en espacios con buena luz natural ya que recuerda a la naturaleza y el crecimiento y en tonos claros previene la fatiga visual. El verde agua o el lavanda son tonos ying que ayudan a la concentración mental. Algunos detalles en colores vibrantes que aporten energía yang, necesaria para mantenernos lúcidos y dinámicos pueden incorporarse en cuadros y objetos. El verde genera ideas nuevas e ingeniosas, por lo que resultan interesantes para quienes trabajan hacia nuevos mercados o están cambiando su rumbo laboral.

Los tonos azules favorecen la introspección y a contactar con las propias emociones, siendo beneficioso para quienes trabajan solos. El morado produce sensación de sanación y de calma. Si elegimos tonos pasteles, éstos pueden ser colores muy adecuados para paredes y techos. Los colores naturales tierras transmiten sensación de contención y estabilidad y ayudan a dominar miedos y preocupaciones futuras.

En cualquier caso, creas o no en el Feng Shui, el objetivo a perseguir a la hora de organizar nuestro rincón de estudio o trabajo es siempre conseguir un espacio agradable y acogedor en el que sentirnos a gusto, cómodos y despiertos, para poder dar lo mejor de nosotros mismos en el plano laboral.

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