Elegir un colchón es una decisión que no podemos tomar a la ligera, y más teniendo en cuenta que podemos pasar de media 20 años de nuestra vida durmiendo. Si aciertas en tu elección descansarás bien, te levantarás despejado y, sobre todo, evitarás dolores de espalda o de cervicales. ¿Qué debo tener en cuenta a la hora de buscar el colchón adecuado?
– En primer lugar, si duermes solo o acompañado. Si lo haces acompañado puedes optar por un colchón de látex o de muelles embolsados o ensacados. Te ayudarán a mantener la independencia de movimiento entre las dos personas que duermen en la misma cama. Si la diferencia de peso es muy grande mejor dormir en dos colchones independientes unidos por el centro para evitar que el exceso de movimiento del que pese más pueda impedir el buen descanso del otro.
– El largo del colchón se ve condicionado por la altura de las personas que van a dormir en él. Como mínimo suma a este largo 10cm más que la altura de la persona más alta.
– Otra condición a tener en cuenta es el peso de las personas que van a dormir en él. Una persona ligera necesitará un colchón más flexible, que se adapte cómodamente a su forma. Si pesas más de 70kg recomendamos un colchón firme para proporcionar una mejor sujeción y confort.
– Para probar la firmeza del colchón y ver cuál se adapta mejor a nuestro cuerpo, a la hora de probarlo deberíamos tumbarnos boca arriba con las piernas estiradas, manteniendo la columna apoyada en el colchón.
– Si te gusta dormir de lado es preferible que elijas un colchón de menor firmeza, de modo que el hombro pueda hundirse ligeramente para encontrar una posición cómoda. Si duermes boca arriba el colchón debería ser duro y firme.
– Si sudas cuando duermes o vives en un lugar muy cálido es preferible que compres un colchón de muelles. Si eres friolero mejor uno de látex, viscoelástico o de espuma, que ayudarán a conservar el calor.
A continuación, vamos a ver los diferentes tipos de colchones que existen en el mercado y sus diferencias.
Los colchones de muelles siguen siendo los más vendidos y preferidos por los consumidores. Se basan en una estructura central de muelles, acolchada por ambos lados. A pesar de ser una de las opciones más económicas, se pueden encontrar multitud de alternativas de mayor calidad dependiendo de la cantidad de muelles y su distribución, del grosor de las capas acolchadas y de si son modelos embolsados independientemente. Además de su precio y su comodidad, su principal ventaja es que ofrecen un soporte y sujeción adecuado para la espalda. Hay que tener en cuenta, como desventaja, que con los años tienden a deformarse y que para mucha gente resultan demasiado duros.
Entre los colchones de látex existen dos tipos: los sintéticos y los cien por cien naturales. El látex natural proviene de la resina del caucho vegetal, un material elástico que, tratado correctamente, constituye el núcleo del colchón, transformándose en una materia esponjosa, suave, transpirable y totalmente ecológica.
En los sintéticos, la estructura de muelles convencional se sustituye por capas de látex que proviene generalmente del petróleo. Este tipo de colchones generalmente están compuestos por un 20% de látex natural y un 80% de látex sintético.
En ambos casos los colchones se adaptan totalmente a la forma y peso del cuerpo. La firmeza y calidad dependerá de la proporción de látex natural yo sintético que tengan. Cuanto mayor sea la proporción de elementos naturales, más confortable será el colchón, aunque también más delicado. Si nos decantamos por un colchón de látex debemos tener muy en cuenta que sólo son compatibles con somieres de láminas de madera o bases transpirables. No deben utilizarse sobre una base tapizada o no transpirable. Tampoco deben utilizarse con protectores impermeables, lo que se recomienda es el uso de fundas transpirables de algodón cien por cien. Es necesario voltearlos cada 3 meses de arriba abajo e incluso cambiar su orientación para mantener una correcta higiene.
Entre sus indiscutibles ventajas están la comodidad, durabilidad y muy buena articulación. Algunos poseen incluso siete zonas de descanso independientes. En cuanto a su precio, por lo general, son menos económicos que los de muelles.
Los colchones viscoelásticos son unos de los más demandados en el mercado. Surgieron a partir de una espuma desarrollada originalmente por la NASA. Al principio sólo se usaba en productos espaciales pero con el tiempo se popularizó para el uso común de colchones y almohadas ya que puede soportar grandes presiones sin perder elasticidad. Su núcleo central lo conforma una capa de alta densidad que asegura la mejor sujeción y evita la deformación, mientras que las capas con las que se reviste son mullidas y más suaves.
Estas características lo convierten en la base perfecta para conseguir un sueño reparador gracias a su adaptación natural a la fisonomía y estructura corporal. Ninguna zona del cuerpo queda sin apoyo. Al igual que sucede con los de látex, sólo deben utilizarse con somieres de láminas de madera o bases transpirables. Para mantenerlos sólo es necesario cambiarlos de orientación de vez en cuando. Suelen ser más caros que los de muelles o látex, pero sin duda son los más indicados para personas con dolores óseos y musculares.
Los tradicionales colchones de espuma son la versión previa de los actuales viscoelásticos. Están fabricados con espuma de poliuretano y sus versiones más económicas son poco resistentes y adaptables. Sin embargo, los de mayor calidad, suponen una interesante alternativa a los de látex y viscoelásticos. Por ejemplo, los fabricados con la denominada tecnología Bultex, que están creados con una materia de carácter celular en forma de nido de abeja, aportan una alta resistencia y flexibilidad. Su precio es asequible, existen diferentes niveles de firmeza y como principal ventaja pueden adaptarse a cualquier medida. Por el contrario, exceptuando los de alta calidad, se deforman con el paso del tiempo.
Fuente: Houzz